miércoles, 15 de julio de 2015

Lo que sabemos de genética clásica... ¿cuándo empezó a saberse?



Algunas cosas, se saben desde hace muuucho tiempo...

La idea de que los seres vivos mantienen rasgos morfológicos, fisiológicos y psicológicos presentes ya en sus progenitores debe ser seguramente tan antigua como la humanidad. Es igualmente antigua la asociación entre el acto sexual y la procreación. Por ello, debe remontarse también a tiempos antiguos la cuestión sobre una entidad, transmitida sexualmente, portadora de la información capaz de generar un organismo algo semejante a sus progenitores. ¿Cuál es el mecanismo o la sustancia portadora de esta información genética?

Encontramos explicaciones curiosas ya en la antigua Grecia. Según Aristóteles, el macho y la hembra tienen funciones distintas en la génesis del nuevo ser. Del primero le vendría la forma (el alma) y de la hembra la materia, proveniente de la sangre menstrual. El alma estaría contenida en el esperma, en una sustancia denominada pneuma.

Otra explicación que, si bien hablan de ella filósofos griegos como Leucipo de Mileto o Demócrito, encuentra su máximo esplendor en el siglo XVII, es el preformacionismo.  Los espermatozoides habían sido observados or primera vez al microscopio y se creía que contenían en miniatura un ser humano preformado que ya sólo debía crecer. Los defensores de estas ideas fueron Malpighi, Swammerdam, Spallanzani,… entre otros. Conviene reseñar brevemente dos corrientes, los ovistas y los espermistas, que debatían entre si era el óvulo o el espermatozoide el lugar en que se hallaba el ser humano en miniatura. Estas ideas fueron desmontadas por los trabajos de C.F. Wolf y K.E. von Baer (durante los siglos XVIII-XIX, que mostraron cómo en el citoplasma de las células germinales tan sólo había un fluido que, tras mezclarse en la fecundación, debería dar lugar al nuevo ser. A partir de aquí se propusieron algunas ideas sobre cómo evolucionaría este fluido.

A finales del siglo XIX, Roux y Weismann propusieron la teoría del desarrollo en mosaico. Esta sostiene que el plasma germinal de la primera célula de un organismo (lo que hoy llamaríamos citoplasma) contiene una serie de determinantes que se reparten diferencialmente entre las células hijas dirigiendo el desarrollo del nuevo ser. Esta explicación complementa las ideas de Darwin de que existían unas partículas hereditarias (“gémulas”) que, producidas por cada parte del cuerpo, eran enviadas a las gónadas y transmitidas en el acto reproductor. Estas gémulas llevarían la información para la construcción de los diferentes órganos (1868).

Durante el siglo XIX se propuso también la hipótesis de la herencia por mezcla, en la que se postulaba que en la fecundación se mezclan los fluidos y cada uno contribuye diferencialmente al nuevo ser según sea su dominancia en la mezcla. Vendría a ser como una mezcla de tinta de varios colores en la que el color resultante determinaría las características del nuevo ser.




Entonces llegó Mendel. ¿Quién fue Mendel?

Una persona central desde la que parte el desarrollo de la genética es Johann Gregor Mendel. Nació el 22 de Julio de 1822 en la actual Hincice (República Checa). Proveniente de una familia de campesinos, tuvo grandes dificultades económicas para poder estudiar. Pese a ello, a sus 21 años había cursado física, matemáticas y filosofía en la Universidad de Olmütz, lo que explica su tendencia al uso de la estadística en sus razonamientos y a emplear diseños experimentales muy directos propios de la física. Es a esta edad cuando, aconsejado y recomendado por un profesor de física, ingresa en el monasterio agustino de Altbrünn (Brünn), donde combina las tareas educativas con los estudios de teología, ordenándose sacerdote a los 25 años.

Durante sus estudios de teología (1844-1848), gracias al apoyo del abad del monasterio de Brünn, que estaba muy interesado en temas de ciencias naturales aplicadas a la agricultura, pudo asistir a las clases de agronomía y viticultura impartidas por Franz Diebl, en las que aprendió la técnica de la polinización artificial, básica para sus futuros experimentos.

A sus 28 años, fue enviado a la Universidad de Viena a obtener la titulación oficial de Ciencias Naturales. No obtuvo finalmente el título, pero destacó muy notablemente en las asignaturas de física y de fisiología botánica. En ésta, impartida por el profesor F. Unger, aprendió a aplicar la teoría celular a la fertilización de las plantas, identificando la célula huevo y el grano de polen como los agentes transmisores de la información genética.

Otra influencia importante vino de plantearse una cuestión candente por aquella época en la comunidad científica, en la que Mendel estaba inmerso. ¿Contribuye la hibridación entre plantas a la aparición de nuevas especies? Siguiendo las ideas del botánico Carl von Gärtner, que Mendel estudió, muchos creían que, aunque tras la hibridación los descendientes presentan grandes variaciones morfológicas, con el tiempo se imponían los caracteres generales de la especie, que mantenía de algún modo una unidad sustancial en el tiempo. Mendel apreció que los trabajos de von Gärtner carecían de un análisis estadístico de las poblaciones de híbridos, lo que los hacía susceptibles de la interpretación subjetiva y, por tanto, poco convincentes.


¿En qué ayudó Mendel a la genética? Sus experimentos y sus leyes

Es en este momento (1856), a sus 34 años, cuando Mendel regresa al monasterio de Brünn y empieza a desarrollar unos experimentos con la idea de verificar esta constancia en las características de una especie pese a la hibridación. Es decir, Mendel se propuso verificar si los descendientes de híbridos fértiles conservaban algunas características de estos híbridos, de forma que pudiesen generar a la larga nuevas especies, o si, por el contrario, las plantas estarían forzosamente destinadas a volver a los caracteres de la generación parental.

Elige la planta Pisum sativum (guisante) y parte de variedades puras, que había cultivado durante varios años, para asegurar la consistencia del material genético de las plantas de partida y la validez de los análisis estadísticos. La elección de esta especie, que resultó decisiva por la univocidad de los caracteres observados, muy probablemente la hizo basándose en sus amplios conocimientos de agricultura y de técnicas de hibridación. Adicionalmente, como veremos, reprodujo sus experimentos con otras plantas.

Es crucial en Mendel el tratamiento estadístico de los datos obtenidos, que le permitió inferir reglas bastante precisas a partir de datos aparentemente caóticos. De hecho, se puede decir que la innovación más notable de Mendel es la introducción de las matemáticas y, en concreto, el análisis combinatorio en el estudio de los cruces genéticos.

Como técnica experimental empleó la fecundación cruzada entre especies y la autofecundación de los híbridos producidos.

Mendel planteó inicialmente siete cruces, cada uno entre especies que diferían en la manifestación de un carácter concreto (altura de la planta, rugosidad de la semilla, color del cotiledón,…) Observó que los híbridos de la primera generación filial (F1) eran todos idénticos en apariencia a uno de sus progenitores, manifestando lo que hoy denominamos carácter dominante y ocultando el recesivo.

Entre los descendientes de estos híbridos el carácter se manifestaba diferencialmente (semillas rugosas y lisas, plantas altas y bajas,…) La proporción estadística era cercana a 3:1 favorable al carácter dominante. Mendel continuó más allá de esta generación y, estudiando la F3, dedujo que las plantas que en F2 manifestaban el carácter dominante estaban constituidas por una proporción 2:1 de plantas que tenían oculto el carácter recesivo y otras que eran genéticamente iguales a sus progenitores.

Mendel recurrió a la aplicación de la estadística tratando de sistematizar este comportamiento en una serie binomial. De este modo, predijo con acierto que cruces repetidos basados en autofecundación de híbridos, siendo n el número de generaciones, daban lugar a proporciones 2n-1:2:2n-1 para las tres situaciones posibles: dominantes puros, híbridos y recesivos puros. 

En definitiva, las conclusiones de Mendel, que se expresan en forma de las leyes que citaré a continuación, mostraban con claridad la importancia de los cruces genéticos como fuente de variación y de posible aparición de nuevas especies.

Mendel publicó sus resultados en forma de dos comunicaciones tituladas Versuche über Pflanzenhybriden I y II en la Sociedad de Ciencias Naturales de Brünn. La primera de estas publicaciones apareció el 8 de febrero de 1865, exponiendo los experimentos de hibridación realizados. La segunda se publicó el 8 de marzo de 1866, y en ella se detallaban los resultados obtenidos.

-       Primera ley o ley de la uniformidad de los híbridos. Al cruzar dos variedades puras para un carácter se obtienen únicamente individuos idénticos para uno de los caracteres parentales, mientras el otro parece haber desaparecido.

-       Segunda ley o de la segregación. Afirma que en la segunda generación, la que surge de la autofecundación de los híbridos, el carácter dominante aparece en un 75% de los casos y el recesivo en un 25 %. Además, sabemos por experimentos de Mendel que de cada 3 dominantes, 2 son híbridos y 1 es una variedad pura.

-       Tercera ley o de la independencia. Puede enunciarse como sigue: en el cruce entre dos individuos que difieren en dos o más caracteres, la herencia de cada carácter es independiente de la del resto. En un caso de dos caracteres, considerando esta absoluta independencia en el modo herencia de ambos, las proporciones esperadas son de 9:3:3:1 para cada una de las cuatro posibilidades fenotípicas (dominantes ambos: dominante sólo el carácter A : sólo el B : recesivos ambos).


¿Cómo se supo de Mendel en la comunidad científica?

Es sabido que los experimentos y conclusiones de Mendel no fueron conocidos por la comunidad científica hasta 34 años más tarde de su publicación, unos 15 años después de su muerte.

En el año 1900, Hugo de Vries, profesor de botánica en la Universidad de Amsterdam, publicó un texto titulado “La ley de segregación de los híbridos”, en el que describía las conclusiones de Mendel. Cabe señalar que las ideas de este autor superaron el concepto mendeliano de segregación. De Vries denominó “pangenes” a los elementos responsables de la transmisión de los caracteres. Además, admitía la posibilidad de que los pangenes no fuesen inmutables sino que, tras sucesivos cruces, pudiesen sufrir cambios. De esta forma, la hibridación no sólo mezcla aleatoriamente información preexistente en los progenitores sino que permite cambios. Esta “teoría de los pangenes” resulta muy próxima a la teoría de la herencia formulada por Morgan años más tarde, que comentaré más adelante.

El botánico alemán Karl Franz J.E. Correns, especialista en estudios sobre el cultivo del maíz, realizó experimentos muy similares a los de Mendel, incluso con la misma planta (Pisum sativum) y publicó en 1900 “Las reglas de G.Mendel sobre la transmisión de la descendencia en los híbridos”.

A principios de ese mismo año, Tschermak-Seysenegg expuso unos resultados similares. Había estado trabajando desde 1898 en experimentos de autofecundación y cruce de híbridos en el jardín botánico de Gante (Bélgica), cuando, en 1899, tras describir las mismas leyes, descubre el trabajo de Mendel.

Es importante resaltar el papel de William Bateson, zoólogo y genetista inglés, quien, al conocer los experimentos de Mendel, contribuyó a consolidarlos en la comunidad científica. Introdujo el término “genética” como disciplina científica, al tiempo que ocupó la primera cátedra de dicha materia en la Universidad de Cambridge (1908-1910).

Muchas veces, los textos de genética y biología de secundaria pasan muy por encima o dan respuestas poco rigurosas sobre la siguiente pregunta. ¿Por qué permaneció tanto tiempo desconocido el trabajo de Mendel? Trataré de exponer algunas breves ideas a modo de respuesta.

Se ha comentado a veces que Mendel no dio difusión a su trabajo, pero un análisis más detallado nos muestra que esto no es del todo cierto…

-       El 18 de Abril de 1868, Mendel envió una carta al por entonces líder de la botánica europea, el botánico suizo von Nägeli. En esta carta le explicaba detalladamente el significado de los datos y le adjuntaba el trabajo de 1866 (por lo que posiblemente se tratara de una aclaración solicitada previamente por el mismo von Nägeli, que ya había leído el trabajo).

-       La revista en que publicó sus resultados tenía, para la costumbre de la época, una difusión bastante buena. Fue repartido a 120 sociedades científicas y enviado individualmente a 40 científicos. Si bien es cierto que muchas de estas copias  han sido encontradas intactas tras los años.

Entre las posibles causas de la poca relevancia del trabajo de Mendel podrían estar las siguientes:

-       El mundo de la cultura y la ciencia estuvo sometido a una clara influencia anticlerical durante los años 1870 y 1880

-       Los biólogos del siglo XIX no estaban muy habituados a basar sus conclusiones en análisis estadísticos

-       El propio Mendel, en un gesto probablemente de honradez, publicó en 1870 que la tercera ley no se cumplía en experimentos realizados con la planta Hieracium (de la familia de las compuestas). Esto llevó posiblemente a considerar las conclusiones de Mendel como preliminares

-       Algunos historiadores comentan también que los datos de Mendel no muestran una gran variabilidad, por lo que pueden dar la impresión de no ser datos reales sino adaptados a unas conclusiones preconcebidas. Por ejemplo, los datos de Mendel son demasiado exactos como para incluir fenómenos de entrecruzamiento cromosómico, que existían seguramente. Por ello hay quien sugiere un posible filtro aplicado por Mendel a los datos. Esto podría haber sido un freno para aceptar sus conclusiones durante un tiempo.


¿Pero el gen de Mendel 'qué es lo que es'?

Las leyes de Mendel tienen la peculiaridad de que no es necesario un concepto de la naturaleza física de los genes o de su mecanismo concreto de acción para entender los resultados de un cruzamiento y prever los de cruzamientos futuros. Pueden simbolizarse estos “genes” como elementos abstractos sin molestarnos en averiguar su naturaleza ni su localización en la célula, y a efectos cuantitativos las leyes de Mendel funcionan muy bien en multitud de organismos y caracteres.

No obstante, cabe hacerse la siguiente cuestión ¿en qué estructura física se encuentran los genes? La teoría cromosómica de la herencia  expone que los genes, tal como habían sido propuestos por Mendel, se encuentran en unas estructuras celulares específicas: los cromosomas, visibles al microscopio. Se trata de explicación conjunta del mismo proceso desde la citología y la genética.

Esta teoría fue enunciada claramente por Walter S. Sutton, un científico estadounidense, a principios de siglo XX. Mientras desarrollaba su tesis doctoral en el grupo de E.B. Wilson (en la Universidad de Columbia), estudió la espermatogénesis en una especie de saltamontes (Brachystola magna), consiguiendo fotografiar las diversas fases mediante una cámara que construyó él mismo acoplada al microscopio, publicando sus resultados en 1900.  Dos años más tarde describe la estructura de los cromosomas del saltamontes y sugiere una relación entre meiosis y herencia. En 1903, en su trabajo “The Chromosome in Heredity”, queda claramente enunciada la idea de que los cromosomas son la estructura física que conecta la citología y la genética. Esta conexión la hace Sutton basándose en las siguientes premisas u observaciones:

-       los cromosomas son estructuras repetidas, en parejas, proviniendo un miembro del padre y otro de la madre

-       los cromosomas mantienen una unidad estructural (y aparentemente funcional) a lo largo del ciclo celular

-       los cromosomas de origen paterno y materno se separan en la meiosis de forma independiente

-       todos los alelos de un mismo cromosoma se heredan juntos, independientemente de su carácter dominante o recesivo

Por separado, en la misma fecha aproximada, el genetista austríaco T. Boveri llegó a las mismas conclusiones que Sutton, por lo que la idea de que el comportamiento de los cromosomas en la meiosis es la explicación de las leyes de Mendel se conoce como hipótesis de Sutton-Boveri.

Finalmente, Morgan y su escuela

En 1910, Thomas Hunt Morgan, profesor de zoología experimental de la Universidad de Columbia, aceptó, tras años de dura crítica y verificación experimental, las leyes de Mendel. Posteriormente, este gran experto en embriología, empezó a interesarse por la realización de estudios de genética con la mosca de la fruta (Drosophila melanogaster), propuesta por algunos biólogos de la época como un excelente modelo experimental.

De ahí nació una escuela de genetistas que permitió un veloz desarrollo de la genética clásica. Entre sus alumnos más relevantes podemos destacar a A.H. Sturtevant, H.J. Muller y C.B. Bridges. Citaré algunas aportaciones…

-       mostraron como el rasgo genético withe eye (contrapuesto al fenotipo normal ojo rojo) estaba localizado en el cromosoma X, por lo que presentaba una herencia ligada al sexo, que explicaré a continuación

-       sentaron las bases de la asociación entre los genes de un mismo cromosoma (que tienden a heredarse juntos)

-       explicaron el fenómeno del crossing-over (mecanismo por el cual, en ocasiones, no se cumple la regla anterior)

-       dedujeron que la posición relativa entre dos genes en un mismo cromosoma determina la frecuencia de entrecruzamientos entre ellos o, visto desde el lado opuesto, su grado de ligamiento

-       elaboraron mapas cromosómicos basándose en el grado de cercanía o ligamiento entre genes

-       sistematizaron los conocimientos de genética de la época  sus aportaciones en unas monografías que sentaron las bases de este campo de investigación






Copyright. José Ramón Blas Pastor. 2015
Queda prohibida la reproducción total o parcial de este texto sin la autorización escrita del autor


No hay comentarios:

Publicar un comentario