viernes, 26 de octubre de 2018

¿Cómo hemos ido sabiendo que los seres vivos están hechos de células?

Primeras observaciones de células

Algunos autores citan a Hans Janssen y Zacharias Hanssen (su hijo) como los inventores del microscopio compuesto, en 1590, pero esta afirmación no está suficientemente documentada, y muchos autores consideran anónimo al primer fabricante de este invento. En el siglo XVII encontramos una serie de hábiles constructores de microscopios  que empezaron a realizar observaciones de los tejidos vivos en esa nueva perspectiva dimensional. Algunas de sus aportaciones son importantes para la gestación de lo que será enunciado como la teoría celular en el siglo XIX. Pasaré a hacer un comentario breve de las mismas.

Marcello Malpighi, médico italiano, en su obra “De pulmonibus observationes anatomicae” (1661), explica que los pulmones están constituidos por una red de células de paredes muy finas. En otro trabajo describe las células piramidales de la corteza cerebral. Cabe destacar también la descripción de células en tallos vegetales, realizada pocos años después por el médico inglés Nehemian Grew. Ambos, sin embargo, no llegaron a detectar el significado universal de las células.

El microscopista de más renombre, considerado padre de la microbiología, Antoni Van Leeuwenhoek, describe los espermatozoides de muchas especies (aunque el primero que los cita es otro holandés, Jan Hamm). Dejó constancia en sus ilustraciones de animalículos presentes en las infusiones (se trata de las primeras observaciones de células procariotas).

Robert Hooke fue un científico inglés polifacético, junto a sus importantes aportaciones de matemáticas, química y física, es conocido en biología por su obra “Microcraphia or some phisiological descriptions of minutes bodies made by magniphying glasses”, escrita en 1665. En ella se recoge el primer uso del término “célula”, para referirse a las cavidades observadas en la estructura microscópica del corcho. Aunque Hooke emplea el término en un sentido diferente que los citólogos posteriores (ya que él consideró que las células del corcho eran cámaras que permitían el transporte de fluidos en la planta), el término moderno “célula” viene directamente de este libro.

Otras observaciones importantes de células en el siglo XVII son las realizadas por Swammerdam (que observó las células de la sangre) y por Regnier De Graaf, médico holandés que describió por primera vez que la fecundación humana tenía lugar en las trompas de Falopio, oponiéndose a la descripción aristotélica, y observó las células implicadas, denominando célula huevo a lo que hoy conocemos como folículos de De Graaf.

Seguidamente, encontramos observaciones de estructuras intracelulares. En 1781, unos trabajos de Felice Fontana, físico del norte de Italia, muestran el núcleo de células epiteliales. Son aún más relevantes las conclusiones del botánico escocés, Robert Brown, quien en 1831 es el primero en referirse al núcleo como un constituyente esencial de todas las células vivas. 


La formulación de la teoría celular

En la década de 1830 se introdujeron los primeros microscopios acromáticos, que eliminaban el defecto óptico denominado “aberración cromática” permitiendo una mayor resolución. Se progresó también considerablemente en las técnicas de conservación y tratamiento de muestras. Ambas mejoras técnicas permitieron la aparición de observaciones histológicas mucho más precisas.

En 1938, el botánico alemán Matthias Jakob Schleiden afirmó que todo elemento estructural de las plantas está compuesto por células o por sus productos. El año siguiente, el zoólogo alemán Theodor Schwann expuso una conclusión similar referida al mundo animal. En su libro se recogen frases como las siguientes: “las partes elementales de todos los tejidos están formadas por células” o “existe un principio universal de desarrollo para las partes elementales de los organismos… y dicho principio es la formación de células”. Las conclusiones de Schleiden y Schwann son reconocidas como la formulación oficial de la teoría celular.

Esta teoría, no obstante, sería completada posteriormente. En la descripción de Schleiden, se habla de un “núcleo de cristalización” (refiriéndose al núcleo celular) alrededor del que se va formando el “citoblasto” (actual citoplasma) por un proceso progresivo de crecimiento. Mediante este proceso, similar a la cristalización mineral a partir de un punto de nucleación, se formarían las nuevas células. Esta idea recuerda, aunque en una dimensión celular, a la teoría de la generación espontánea. Una cantidad de materia inerte pasa a constituir, sin concurso de nada más, la unidad fundamental de la vida.

Los trabajos de Robert Remak, Rudolf Virchow y Albert Kölliker, a principios de la década de 1850, rechazan claramente esta idea. El origen de nuevas células y la formación de tejidos pasa a entenderse según el mecanismo expuesto en la célebre frase de Virchow: “omnis cellula e cellula” (toda célula procede de una célula pre-existente).

La teoría celular constituye un pilar fundamental de la biología, por dos razones:

-       Provee el elemento de unidad del mundo vivo: la célula
-       Establece el concepto de organismo: conjunto de células y productos

La célula se ha convertido desde este enunciado no sólo en el sujeto de la vida, sino en el sujeto de la patología. Es la célula la que “enferma”. Y esta visión de la enfermedad centrada en la célula (expresada por Virchow como la “Cellularpathologie”) no será sustituida hasta la aparición de la reciente patología molecular.


La descripción histórica del interior celular

Tras los trabajos de Schleiden y Schwann, la constitución de la célula se limitaba a una pared externa, un material gelatinoso denominado protoplasma (que Kölliker renombrara “citoplasma”) y el núcleo.

A partir de 1870, numerosos logros técnicos (aceite de inmersión, microtomía, nuevas técnicas de fijación y colorantes,…) mejoraron enormemente las observaciones microscópicas.

En 1882, Walther Flemming, un médico alemán, describe con extraordinario detalle la mitosis y emplea por primera vez el término “cromatina” para referirse al material genético condensado. En 1888, Wilhelm Waldeyer, acuña el término cromosoma.

En 1897, C. Garnier, con la denominación “ergastoplasma”, describe el actual retículo endoplasmático. En 1898, Carl Benda nombra las mitocondrias (ya observadas por otros autores antes) y Camilo Golgi describe el orgánulo que lleva su nombre.




La teoría neuronal

Pese a la docilidad de todas las estructuras biológicas para someterse a la norma de la teoría celular, el tejido nervioso no se consideró formado por células hasta más tarde. Su aspecto fluido, su facilidad para deteriorarse y, sobre todo, la complejidad estructural que presenta, evitaron que fuese reconocido como un conjunto de células sino tras intensas investigaciones.

Se conocía la existencia de células en el sistema nervioso. Habían sido observadas y dibujadas, como puede verse en un libro de Karl Deiters de 1965. En el tratado de histología de Kölliker de 1867, el autor habla dice que las células nerviosas de ambas mitades de la médula espinal están unidas por anastomosis. Esta idea fue recogida en 1872 por Joseph Gerlach, histólogo alemán, quien la extendió al conjunto del sistema nervioso. Este estaría formado por una red interconectada de células nerviosas, con un citoplasma común que ocuparía todo el sistema nervioso.

En 1873 se produjo un cambio importantísimo para el conocimiento de la estructura del sistema nervioso. Golgi anunció con la siguiente frase una nueva técnica elaborada por él, “la “reacción negra”: “Estoy encantado de haber encontrado una nueva reacción para demostrar, hasta a los ciegos, la estructura del estroma intersticial del córtex cerebral. Dejo reaccionar el nitrato de plata con fragmentos de cerebro impregnados de dicromato potásico. He obtenido resultados magníficos, y espero obtenerlos aún mejores en el futuro”.

El punto clave de la reacción propuesta por Golgi es que, no se sabe por qué, ese tipo de tinción marca sólo unas pocas células (del 1 al 5%) y deja intactas las demás, permitiendo un beneficioso contraste. Mediante esta técnica, Golgi observó neuronas y rechazó parte de la idea de Gerlach, observando que las dendritas no formaban un continuo.  Sin embargo, sí que pensó que esta continuidad se mantenía por la unión entre los axones. En realidad su error vino de observar varios axones superpuestos. 

Hasta este momento, el sistema nervioso continúa siendo una excepción a la teoría celular.

En octubre de 1886, el embriólogo suizo Wilhelm His, estudiando la señal nerviosa en los corpúsculos de Pacini, insinuó la idea de que probablemente el cuerpo de la célula nerviosa junto a sus prolongaciones constituía una unidad independiente. Trabajos del psiquiatra suizo August Forel, en 1887, llegaron a la misma conclusión.

La confirmación experimental definitiva de que las neuronas eran entidades independientes vino de la mano de Santiago Ramón y Cajal en 1888. Sus trabajos, expuestos en la Conferencia Alemana de Anatomía celebrada en Berlín en 1889, dejaron fuera de duda que el sistema nervioso cumplía enteramente los postulados de la teoría celular: estaba constituido totalmente por células y sus productos. Dos años más tarde, apareció el termino neurona (Waldeyer, 1891) para designar a las células nerviosas independientes.


© José Ramón Blas - 2018

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